Se ha restaurado todo el interior de la ermita, que se encontraba en un estado muy deteriorado, por el efecto de antiguas humedades y entradas de agua. Paramentos, grietas, bases de pilastras y molduras totalmente destruidas.
Se ha reintegrado volumétrica y cromáticamente, ya que se han recuperados los colores originales a base de rojos óxido, verdes, ocres y tierras.
Hemos introducido unos trampantojos de unas esculturas con simbologías alusivas Sta. Inés en los 4 paños laterales, en el mismo lugar donde, antiguamente, existían unas ménsulas-peana que sostenían cuatro imágenes, devolviéndole su estructura compositiva original.