«Vidas de arena y agua»

Sand & water lifes

* Dimensiones (122 x 122 cms)

* Técnica:  Estuco, óleo y pan de plata.

* Este cuadro quiere ser un homenaje a la gente mayor; a los heroes del día a día cotidiano; a los supervivientes del gran absurdo que, la mayoría de veces, parece gobernar los parámetros de esta gran broma que es la vida.

* A modo de retrato de familia; de equipo; de gente que tiene algo en común y posan, con toda su sencillez y sinceridad, ante el espectador.

* En sus caras se refleja una actitud, un trabajo, una lucha y también, el paso del tiempo.

* Los tres visten una especie de uniforme o traje de trabajo en tonos grises y tierras, que bien podía ser de un superhéroe.

* La mujer de la derecha representa a la reinvención, como modo de evolución. Sobre lo aprendido vuelve a empezar sin lastres negativos, dejándo atrás lo malo y aprendiendo de ello. Su cara está marcada de rojeces y arrugas; de frio y trabajo; de crudeza y realidad. En el pecho luce un autorretrato que Joan Miró se hizo con 44 años, que ya es bastante subjetivo y, sin borrarlo, volvió a dibujarlo encima con 67 años. No descartó el anterior, sinó que lo unió, los fundió, lo actualizó. Me parece todo un símbolo de evolución y la capacidad de reinventarse para mejorar, de caer y levantarse, de aprender con la experiencia. En el cinturón, luce el escarabajo alado, símbolo egipcio de la resurrección. Y de los dedos de las manos le surgen diez crisálidas de donde van saliendo mariposas continuamente. Todo esto son conceptos, ideas que enriquecen y dan fuerza al concepto base del renacimiento.

* La mujer del centro, permanece siempre lista para la acción, simboliza el incomformismo y la lucha; la reivindicación y la autodefensa. Su cara está menos trabajada. Su cometido es más intelectual y luce en el pecho a la Monalisa, de Leonardo, armada de bazoca floral. Este es un stencil del artista urbano Banksy.

* El hombre de la izquierda, representa la fuerza de voluntad, el ingenio, el trabajo y el empeño por conseguir unos objetivos. En su pecho luce un fragmento del cuadro de Marcel Duchamp «El gran vidrio», se trata de un ingenio mecánico que consigue desarrollar un máximo de trabajos con un empuje mínimo y acertado. En la mano porta un manojo de llaves de todos tamaños, como símbolo de las soluciones. Cada problema tiene una serie de soluciones posibles y las construye poniendo en funcionamiento todos los recurso a su alcance, evitando la confusión y la desilusión. En el cinturón, un reloj de arena. El paso del tiempo como herramienta de velocidad, de movimiento a tener en cuenta para tenerlo como aliado en lugar de enemigo. Sobre ellos, semitransparente, aparece un laberinto como representación de todo este trabajo que muestra una actitud determinada ante la vida. Para mi, la gente que pone en práctica estas cualidades; que no se aferra, inconcientemente, a repetir una y otra vez los mismos errores, me parecen superhéroes y como tales los he retratado.


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«Las Hilanderas de Morphia»

 

* Dimensiones: ( 200 x 110 cms)

*Técnica: Estuco, óleo, pan de plata, textiles y áridos.

* Este cuadro habla del «sueño» como herramienta de orden y resolución de conflictos.

* Nos encontramos en Morphia, el reino de los sueños. En este caso, adopta la forma de un espacio inspirado en la mezquita de Córdoba, tan sugerente y cautivadora. Los sueños construyen paisajes que suelen ser la mezcla de varios, atrapados en la memoria, con unas u otras relaciones sensoriales o emotivas.

* Es la estructura interior de la mezquita, con sus arcos de herradura a bandas de colores tierra, rojiza y clara. Este lugar, transmite la sensación que estar en un sitio donde la perspectiva investiga nuevas posibilidades y cada giro de cabeza o posición, dentro de ese mar de columnas, supone un descubrimiento nuevo en el concepto de profundidad y movimiento. Como nubes aborregadas, como olas del mar, como estructuras internas de órganos o microfotografías que descubren las maravillas y la perfección que es capaz de crear la naturaleza. Realmente, recuerda a las formas onduladas del propio cerebro, donde empieza a elaborarse este trabajo. Este lugar, naturalmente, tiene una puerta de entrada y otra de salida.

* En el centro de la escena, se desarrolla la entregada actividad de las Hilanderas de Morphia. Ellas son el resultado paralelo, en el terreno onírico, de la actividad que desarrollaban las parcas y el destino. Su trabajo es el de deshilachar los nudos y recuperar el orden; de tejer filigranas de comprensión y la harmonía.

* Allí aparecen las almas, con nudos producidos por la confusión y el miedo; la inseguridad y los falsos dogmas. Estas les devuelven el orden personal y la sana coherencia. En el sueño, todo tiene sentido; los condicionantes terrenales no tienen importancia; las reglas son básicas y claras.

* Las hilanderas son tres:

a) La primera porta una máscara animal de león, relacionado con la protección, la serenidad de pensamiento y la cautela. Sus ojos revelan un cariño y concentración “maternal”. Como la madre que prepara a sus hijos para la vida, sin alegría ni tristeza, con atención y cuidado. Imaginando todo lo bueno y lo malo que le depara la vida. Representa la parte pasional, emocional, orgánica. Simboliza la lucha interior y la luz solar, la mañana, la dignidad real y la victoria.

b) La segunda, porta una máscara humana. Con todo lo bueno y malo que ello conlleva. Con toda la racionalidad e irracionalidad; la lucha interior bajo la máscara, con toda su ansia de probar y aprender. Representa la parte más instintiva; más imperfecta… más humana.

c) La tercera está representada por un dragón alado que emerge de una espiritual lámpara de aceite. Este confiere la fecundidad, a todos los niveles, porque se vincula a las energías del agua y, por tanto, al principio yin. Es, también, representante de las energías activas.

* Al fondo, acunada por la suave perfección del mar de columnas y suelo líquidamente plateado, una joven duerme ingrávida. Después del la fase de hilado, procesa lo aprendido y crece emocionalmente. Se prepara para el despertar y la nueva y fresca visión de la vida, con nuevas soluciones e ilusión.

* En el extremo derecho, un alma permanece atrapada en el “árbol de las llaves”. Buscando las claves de los conflictos; de las grandes y pequeñas decisiones. Comprendiendo y asimilando o, quizá, atrapado en el laberinto de la indecisión y la duda. Sus dedos se convierten en filigranas arabescas que invitan a la concentración y el infinito.


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«Bienvenida»

Técnica: Óleo, pan de oro y estuco sobre tabla .

Dimensiones: (122 x 85 cms)

* En cuanto al ambiente, se ha buscado un paisaje con línea de horizonte totalmente plana. Que no se defina mucho, buscando la libertad de interpretación, según el momento. Al desnivelar esta línea de horizonte, se ha buscado el efecto de movimiento. Todo el cuadro tiene un movimiento interior, a pesar de la aparente tranquilidad y paz. Los personajes desarrollan la acción en una especie de acantilado, montaña más alta o promontorio. En un nivel inferior, se expande el mar, el desierto, mar de nubes, etc… un lugar indeterminado.

Es el amanecer o el atardecer, el cielo es limpio con nubes y juega, con sus formas, a evocar antiguas historias. * Los personajes están desnudos, como las almas libres; como nacemos, como dormimos. Permanecen en una intensa actividad silenciosa… interior. El tiempo se ha detenido. Aquí no existen las reglas, tan solo la naturalidad.

* El personaje acurrucado está recibiendo el abrazo de un gran personaje cuya cabeza permanece fundida con el TODO. Este Todo, toma las formas celestes de una pareja abrazada en un profundo beso. La Eternidad en un beso infinito, en una comunión perfecta, que toma proporciones épicas. Tiene raices en sus pies, lo que define su esencia infinita. Está intercomunicado con cada piedra, cada raiz, cada átomo de ese lugar.

* Además de la mano en su cabeza, que ofrece protección y paz, le está diciendo: «Bienvenida», con todo la libertad que esta palabra encierra.

* En su sueño, se encuentra arropada por este personaje y un haz de fuego que le ofrece su calidez mientras observa todo lo que le queda por vivir en su futuro (fuera de cuadro).

* En este grupo aparece otro personaje, que se busca en los reflejos del cielo. Las dos realidades de esa misma persona se han encontrado con las yemas de los dedos, estableciendo una complicidad mágica. Una larga búsqueda que, por fin, las ha llegado a unir a través de la experiencia. Tan solo hay que descubrir si es un espejismo o una realidad.

* En el centro de este grupo aparece un pájaro blanco que sale del fuego y aletea entre ellos para favorecer la conexión. Ese aire en movimiento que pone en circulación los sentimientos, olores, sabores y sensaciones. PAZ.

Poco más se puede explicar de este último encargo. Abriendo puertas a la magia que nos rodea; investigando la parte más positiva y constructiva del AHORA, como adverbio indefinido; aplicando lo aprendido como propulsor de la química de la felicidad.


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«El sueño del aprendiz de arena»





* El planteamiento original fue realizar una composición partiendo de las palabras: “lucha”, “desierto” y “familia”.
* Buscando la naturalidad, utilizo variadas técnicas como el estuco, los sílices, el óleo, los esmaltes, el aluminio, el pan de oro, la silicona, el collage, etc…. que se desarrollan en un espectro de tonos tierras que contrastan con los azules. La naturalidad y caótico orden con el que crecen las diferentes plantas en la montaña y con el que las nubes dibujan formas en el cielo.
*  La composición, en forma de X, se encuentra fuertemente dividida por una linea de horizonte. El paisaje lineal del desierto contrasta con la abigarrada, pero ordenada, escena que en él se desarrolla.
*  Se representa el sueño del aprendiz de arena, que se encuentra durmiendo, en la parte inferior izquierda, en el interior de la cabeza del “David” de Miguel Ángel. Esta doble cabeza funciona como una Matrioska o muñeca rusa, simbolizando los diferentes estados de la consciencia; el cálido y protector mundo del subconsciente más básico y original. El “David” como símbolo de la fuerza formal y trascendente.
*  En la parte inferior derecha, llama la atención la imagen del protagonista, que se sueña representado como un “hombre caballo” (caballo, como símbolo de elegancia y nobleza) que alza una “marioneta de arena” en forma de caballo bravío. Contrasta la serenidad de este con la fuerza del movimiento enérgico del caballo. Representa la lucha por controlar la parte más salvaje e instintiva de cada uno; el cómo conviven las dos esencias en la misma persona.
*  La escena se desarrolla en el desierto, como alusión a un terreno hostil y crudo al que el hombre es capaz de adaptarse, gracias a su inteligencia.
*  En la parte izquierda, una montaña que emerge del desierto como un enorme “bodegón” formado por una serie de recipientes de cristal (copas, vasos, jarras, etc..), que contienen varias medidas de agua (esencia de la vida) y fotografías de los antepasados del protagonista. Estos, observan sus movimientos y le guían en sus decisiones aportando su experiencia.
*  Uno de los vasos contiene una caracola, como símbolo de lo que parece ser y no es. Este elemento alude al sonido “parecido al mar” que se escucha en las caracolas, pero nada tiene que ver con la realidad. Hace referencia a la confusión y la inseguridad que son parte del aprendizaje diario.
*  Situados en una perspectiva cónica, desde la izquierda hacia el centro del cuadro, emergen unas llamas ondulantes (energía de vida) sobre las que unos personajes desnudos (diferentes esencias de la misma persona) se libran de sus ataduras que lanzan al aire. Estas ataduras son recogidas por el anciano Cronos (controlador del paso del tiempo, que se encuentra oculto entre las nubes) como símbolo de aprendizaje.
*  El método de aprendizaje supone la inquietante duda y la valiente reinvención; la tranquila búsqueda y el desconcierto del tanteo y el error. El aprendiz de arena experimenta y aprende cada día; construye y retrocede; se equivoca y se acierta, escalando cada día un pequeño, doloroso, agradecido y seguro peldaño de su realización personal.


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